martes, 31 de enero de 2012

MATRIMONIO GAY: ¿Respeto a la diferencia



Rey Alexander Rodríguez Cureaux

(Especialista del Departamento Municipal de ITS/VIH/SIDA en Santiago de Cuba)


Edith era tierna, delicada, de rostro suave… ya no trabajaba en la calle. Ciertamente salir la aterraba, al menos sola.

Abby era de carácter enérgico, y por tanto a ella correspondían los trabajos fuertes. Aunque disfrutaba alimentar a sus aves cada día; tanto como alimentaba sus esperanzas junto a Edith, a los largos años que se dedicaron la una a la otra.

No importaba que en la terrible sociedad que les tocó, solo las vieran como dos solteronas que compartía la misma residencia. Sólo la muerte las separó, un accidente doméstico, puso fin a la vida de una de ellas.

La otra, desbastada por la muerte de la única mujer a la que había amado, no repara en que ahora ha quedado desamparada, en la calle; ante el reclamo de los familiares de la fallecida…

Tal es la esencia del filme ¡Si estas paredes pudieran hablar! que ―después de la primera entrega reapareció con otra― tuve la oportunidad de disfrutar.

Sin embargo, como dice un buen amigo, la realidad supera la ficción.

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La curiosidad me llevó a la última edición del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española:

MATRIMONIO. (Del lat. matrimonĭum). 1. m. Unión de hombre y mujer concertada mediante determinados ritos o formalidades legales. / 2. m. En el catolicismo, sacramento por el cual el hombre y la mujer se ligan perpetuamente con arreglo a las prescripciones de la Iglesia.

No conforme, decidí buscar en el Código de Familia.

En su Título I, Capítulo I, Sección Primera: Del Matrimonio y de su Constitución, expresa:

ARTICULO 2.- (Modificado) El matrimonio es la unión voluntariamente concertada de un hombre y una mujer con aptitud legal para ello, a fin de hacer vida en común.

ARTÍCULO 3.- (Modificado) Están autorizados para formalizar el matrimonio la hembra y el varón mayores de 18 años de edad.

Desde esta óptica pudieran desestimarse todas las esperanzas. Según estos artículos es, el matrimonio, exclusividad de heterosexuales.

Sin embargo, otro artículo expresa:

ARTÍCULO 4.- No podrán contraer matrimonio:

1) los que carecieren de capacidad mental para otorgar su consentimiento;

2) los unidos en matrimonio formalizado o judicialmente reconocido;

3) las hembras menores de 14 años y los varones menores de 16 años.

Nada hace referencia a que dos personas del mismo sexo no puedan contraer matrimonio. ¿Será que “queda implícito”?

Extenso y difícil puede ser el análisis por esta vía.

En cada escenario en el que el trabajo nos facilita el abordaje de la temática, insistimos en la necesidad de ver en este discurso, la posibilidad de solucionar varios problemas; siendo la salud el más importante, a partir del bienestar psicológico que conlleva al físico.

Podemos admitir las uniones consensuales heterosexuales; la ausencia de uno de los progenitores y que una de las partes supla a la otra; el abandono infantil, con la sustitución asumida por tíos, tías o los siempre dispuestos abuelos… larga la lista. Pero ya se sabe lo tradicionales que podemos ser con lo relacionado a la atracción entre personas del mismo sexo.

Y es que no se trata de una burda imitación o prueba de fuerzas, y sí de la legitimación de derechos. Se trata de proteger a todos, en todas las situaciones, y de hacer valer la constitución en todo su sentido y extensión.

Sé que sobrarán las preguntas que se conviertan, para muchos, en los elementos a precisar y reprobatorios. La descendencia, la educación de los hijos, la influencia o no de la orientación de los padres en la de los hijos; la estabilidad psicológico-emocional de los hijos de parejas homosexuales…

Lo cierto es que la vida es diversa, desde la heterosexualidad se enfrentan los mismos problemas, y aunque resulte difícil de admitir, nada indica-al menos no fehacientemente- que no se puedan adoptar semejantes soluciones en la homosexualidad.

Es imposible desterrar la resistencia al cambio, como ley natural, es necesaria; tanto como la adaptación o la apertura al análisis que es de lo que se trata, y lo que nos ha llevado hasta los logros sociales, económicos y de toda índole, que nos enorgullecen.

No creo que corra el matrimonio ningún riesgo como “santa institución” de épocas medievales, porque como ya se sabe, no “goza” en este momento de popularidad que se le pueda envidiar. Ni mucho menos que, de aprobarse, suban muchos o muchas a ese viaje, con más idea que la de perpetuar el derecho a la elección, al ejercicio pleno, a la expresión y sobre todo a amar de la forma en que saben y desean.

IMAGEN del filme Habitación en Roma


miércoles, 18 de enero de 2012

ROL DE GÉNERO: La heterosexualidad de los homosexuales


Rey Alexander Rodríguez Cureaux

(Especialista del Departamento Municipal de ITS/VIH/sida en Santiago de Cuba)


Sé que puede parecer de muy mal gusto y pésima educación, por lo que antes de compartir con ustedes mi experiencia, me disculpo.

Resulta que una ocasión, y gracias a la comunicatividad de los nacido en estas tierras, escuché una conversación, en una “amena” cola -fila para los que lo prefieran- entre dos vecinas.

La “gran noticia”: la homosexualidad del hijo de una tercera, por supuesto ausente.

Evidentemente, algo tan natural, no podía ser motivo para estas, ni ninguna otra línea. Sin embargo, la frase más concluyente y definitiva expresada, sí…:

-Sí, él es gay (el destacado es todo nuestro), pero es el “macho”.

Era una especie de confirmación de una “suerte” de “homosexualidad a medias”. De repente pareció que había desaparecido la orientación sexual de la persona cuestionada, y esto le permitía la entrada en el “Reino de la heterosexualidad”, por una puerta, no muy ancha, pero cómoda.

Es como si se para frasease cierta creencia popular y se pudiese decir: “No es heterosexual. Pero se pasea entre ellos”. Y es que el tema del rol de género dentro de la relación homosexual, interesa tanto a los heterosexuales como a los gays.

Por increíble que pudiera parecer, es tan fuerte el arraigo del sexismo en nuestro entorno, que hasta desde la relación entre personas del mismo sexo, persiste la asignación de roles que ubiquen en posiciones de géneros-masculino y femenino-, a quienes, por naturaleza, se encuentran dentro del mismo.

¿Será que el machismo y la misoginia han sido perpetuados?

Y es que se ha ligado indiscutiblemente el sexo (o disfrute, por qué no) anal a la relación homoerótica. Y nada más alejado.

El ano es –científicamente demostrado- un centro de elevada erogenicidad. Su anatomía vascularizada y de gran terminación nerviosa, lo ubican en una posición privilegiad dentro de las zonas erógenas del cuerpo.

También es cierto que su mucosa absorbente; su forma que lo convierte en un lugar de almacenamiento prolongado del semen; y las posibles microrupturas que se producen durante el acto sexual; lo sitúan dentro de las zonas de mayor riesgo en la infección por VIH y otras infecciones de transmisión sexual.

Sin embargo para este particular, nada como en uso del preservativo en cada relación sexual, que dicho sea de paso, debe su ruptura a una inadecuada manipulación, pero ese es tema para otro momento.

De vuelta a lo que nos ocupa, es esta una muestra de lo difícil que resulta la modificación de patrones, sobre todo si como los que mencionamos, nos han estado llegando desde antes de nuestro nacimiento y se han ido entremezclando en cada actividad, cada cuento o canción infantil, o cada movimiento rectificado.

La estimulación anal y consecuentemente de la próstata, nada tiene que ver con la orientación sexual. Heterosexuales pueden responder a la estimulación de esta zona, sin sentirse atraídos por otros hombres.

Asumir un rol determinado, puede estar relacionado con los gustos, las necesidades afectivas y, por supuesto, la inteligencia, delicadeza y el tacto de la pareja.

La incursión en los patrones comunes desde uno poco convencional, puede ayudar a muchos homosexuales, a “apropiarse” del apoyo de referentes que les son tan esquivos como necesarios; y con los que no cuentan en su desarrollo; y a minimizar el “sentimiento de culpa” o “displacer” que provoca esta orientación. Siempre bajo “supervisión heterosexual”, para quienes reviste importancia significativa, el ser “activo” o “pasivo”; como sinónimos de hembra o varón.

La incorporación a la dinámica diaria de corrientes sexuales diversas, ha contribuido considerablemente con la ruptura de algunos estereotipos físicos, de la homosexualidad.

La sexualidad humana parte de cada individuo, y se enriquece al interactuar con la familia, la pareja y la sociedad; somos diversos por naturaleza.


Lucha contra la homofobia: Más allá de una fecha



Rey Alexander Rodríguez Cureaux

(Especialista del Departamento Municipal de ITS/VIH/SIDA en Santiago de Cuba)

Daniel tiene cerca de 50 años. Con cuatro hijos que lo respetan, y a los que adora, lleva mucho tiempo como directivo de su empresa, con eficiencia y sobrados reconocimientos por sus excelentes resultados de trabajo.

Separado de la madre de sus hijos, vive con la menor de los cuatro; solo desea, encontrar a la persona, que le acompañé el resto de sus días, para compartir tristezas y alegrías.

¿Simple, ideal, novelesco? Para él, es casi irrealizable, porque su persona ideal tiene que ser… de su mismo sexo.

Y por si fuese poco…

ARTÍCULO COMPLETO:

http://laislaylaespina.blogspot.com/2012/01/lucha-contra-la-homofobia-mas-alla-de.html