lunes, 31 de mayo de 2010

HABLANDO DE ABERRACIONES


Rey Alexander Rodríguez Cureaux *
reyalex1976@gmail.com

“La homosexualidad es una aberración. Es diabólico. En cuanto a que se ha acrecentado, es señal del fin de todos los tiempos. Dios los agarre confesados. Da asco imaginar cómo puede ser la naturaleza tan aberrante. Es cosa de Satán. Nada más rico que las frutitas de las jevitas.”

Créanme si les digo que no tiene la menor importancia saber quien es el autor, más allá de la involución que lleva implícita.

Por ser evidente su desconocimiento de la naturaleza, la humanidad, los afectos, las necesidades de nuestra especie; y sabiendo que, lamentablemente, es un criterio que persiste, tomamos este espacio para dar nuestra opinión.

ABERRACIÓN

Según la Real Academia de la Lengua Española, aberración es: Grave error del entendimiento. / Acto o conducta depravados, perversos, o que se apartan de lo aceptado como lícito. / Desvío aparente de los astros, resultante de la combinación de la velocidad de la luz con la de los movimientos de la Tierra.

Además, desviación del tipo normal que en determinados casos experimenta un carácter morfológico o fisiológico. / Imperfección de un sistema óptico que produce una imagen defectuosa.

Vayamos a la segunda acepción: Acto o conducta depravados, perversos, o que se apartan de lo aceptado como lícito.

Aunque dudo mucho que esta haya sido la vía por la que se llegó al triste criterio que dio origen a estas reflexiones, creo que es la definición que pudo haberse malinterpretado.

Podría, por los bastos caminos del idioma, continuar explicando por qué la homosexualidad no es una aberración. Sin embargo, perdería la oportunidad para abordar otras cuestiones de mayor importancia, y eso sería imperdonable.

SEXUALIDAD: ¿fuera tabú?

¿Con cuánta libertad hablamos, en pleno siglo XXI, de aspectos de nuestra sexualidad que nos preocupan? ¿Ya conocemos nuestros puntos eróticos? ¿Permitimos que nuestra pareja sexual explore a plenitud nuestro cuerpo?

Quizás dentro de varios siglos…

Al respecto puedo recordar una frase: “Es difícil que se dé un trato ecuánime a la homosexualidad, en tanto la sexualidad en sí no reciba ese trato.”
No creo que sea suficiente el comodín “sociedad machista”, quizás porque conozco de muchos a los que no les molesta ser mantenidos por sus esposas; o vivir como el pez pega, adherido, no precisamente a un tiburón, sino a otros.

¿Estaremos padeciendo de “machismo selectivo”? ¿Habremos adoptado la simulación como parte indisoluble de nuestra idiosincrasia? O en el peor de los casos ¿Adoptaremos, para esta parte de nuestras vidas, posiciones fascistas? Los heterosexuales, arios, clase pura… los homosexuales, la clase que hay que extinguir.

Quizás sea por esa razón que ocho de cada diez personas enfermas de SIDA en Cuba, son hombres. Y de ellos, el mayor por ciento son hombres que tiene sexo con otros hombres. Esa es una realidad, constatada de la forma más dolorosa posible.

No pocas veces se han escuchado expresiones que, casi seguramente, están alejadas de todo análisis medianamente inteligente, distantes de toda experiencia, desgarradora o no.

“Estoy en contra de […] esos que van por ahí […] para que todos sepan que es gay y que no se avergüenzan de serlo. Si tienes otra preferencia sexual no tienes porque ir gritándolo por ahí.”

¿Cuántos heterosexuales se avergüenzan de serlo? ¿Cuántos no hemos asistido a una jornada festiva donde, al calor de “los tragos”, alguien innecesariamente, pregona su heterosexualidad? ¿Alguna vez ha escuchado: “es inteligente, servicial…, pero es heterosexual”? Tal como suele hacerse de una persona homosexual, como si excusara una falta. Es muy difícil ponerse en el lugar de otro, pero, en ocasiones, es imprescindible.

"[…] lo que se reitera se pega" y […] de tanto repetir parece que el interés es demostrar que esa es la forma en que se debe actuar...”

La homofobia, es excluyente y por tanto, todo lo relacionado con el amor entre personas del mismo sexo, o la incongruencia entre el sexo biológico y el psicológico; queda execrado; y de igual forma, la historia del llamado “Eros masculino”, será tema tabú.

Sin embargo, es necesario hacer un rápido recuento. Independientemente de las particularidades del amor homo, en correspondencia con la época; varios son los ejemplos que se pueden traer a colación como el Batallón Sagrado de Tebas, en el que, según cuentan, los soldados solían pelear codo con codo con sus “amados”.

Los aprendices de samurai, en Japón, se dice, eran tutorados por guerreros mayores, que los formaban en “las artes del amor y de la guerra”; o el shogún que, además de sus concubinas, tenía amantes masculinos. Y ¿quién dudaba del arrojo de cualquiera de estos guerreros?

A estas alturas algunos se preguntarán ¿Cuál es el punto? La cuestión es que la homosexualidad siempre ha existido, existe y existirá.

En 1990 se elimina la homosexualidad de la lista de enfermedades; y no es hasta el año 2007 que nuestro país, Cuba, se une a la celebración del Día Mundial contra la Homofobia.

La pregunta es: si “lo que se reitera se pega” ¿Cómo se puede ser homosexual en un mundo que llevaba tantos siglos de heterosexualidad?

No parece este, un tema en el que se avisten vertiginosos avances, el camino es largo. Sobre todo porque algunos no han entendido que no se trata de una “nueva moda”, una “corriente artística”, “sinvergüencería”, ni aberración, ni ningún otro calificativo discriminatorio o minimizante que se quiera emplear.

Es una opción, un derecho, una preferencia; y, aunque a muchos les desagrade, es…natural.

(*Lic. en Biología. Coordinador de la Línea de Condones en la Oficina Municipal de Orientación e Investigaciones sobre VIH / ITS / SIDA en Santiago de Cuba)